Las cigüeñas son aves carnívoras, cazan diversos pequeños animales y, a pesar de ser símbolos de la llegada de bebés en diversas culturas, también manifiestan un comportamiento sorprendente: el infanticidio parental.
Las cigüeñas pertenecen a la familia Ciconiidae y se clasifican dentro de las aves zancudas, destacando por su gran tamaño y patas y cuellos largos. Existen 19 especies, la mayoría ubicadas en Asia tropical y África subsahariana, mientras que solo tres especies habitan en América, y están ausentes en los polos, gran parte de Norteamérica y en amplias áreas de Australia.
¿Por qué las cigüeñas recurren al infanticidio de sus crías?
Las cigüeñas pueden llegar a matar a sus crías, especialmente los machos, en un fenómeno llamado infanticidio parental o reducción de cría. Aunque resulta difícil de comprender desde nuestra perspectiva, varias especies de aves recurren a esta estrategia en situaciones adversas para mejorar las posibilidades de supervivencia de algunos polluelos. En condiciones extremas, los padres pueden optar por sacrificar a algunas crías para asegurar que las más fuertes, generalmente las mayores, puedan desarrollarse adecuadamente. Este comportamiento, aunque impactante, no es arbitrario; más bien, es una forma de selección natural que asegura la supervivencia de la especie.
Entre los factores que provocan este comportamiento están la escasez de recursos, que obliga a los padres a priorizar a las crías más viables, y el tamaño de la nidada, que puede llegar a seis huevos, colocados de manera asincrónica. En lugar de alimentar a todos los polluelos, los adultos se concentran en aquellos con mayores probabilidades de alcanzar la madurez y reproducirse. Aunque en algunas aves existe competencia entre las crías, en las cigüeñas no se ha observado este comportamiento, por lo que son los padres quienes intervienen mediante el infanticidio en situaciones de estrés ambiental. Este acto es una estrategia evolutiva que, aunque extrema, busca la perpetuación de individuos más fuertes y resistentes.
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