Por Pablo Cristaldo
En estos momentos, como nunca antes en la historia, el nivel de indignación por todo crea un ambiente tumultuoso en todos los sectores de la sociedad; una sociedad joven que no está preparada para el respeto y el sentido común, donde los más adultos no deberían sucumbir.

Pasan las décadas y nacen las generaciones, éstas que fueron bautizadas de acuerdo al tiempo en el que crecen. Desde los Baby Boomers (1946 - 1965), seguida por la Generación X (1972 - 1980), la Generación Y (1980 - 1990) y la Generación Z (1990 - 2000), la actualmente denominada "Generación de Cristal", nombre acuñado por la filósofa Monserrat Nebrera, es la última, la cual es objeto de nuestra atención.
Estos jóvenes, que están alcanzando los 18 años de edad, son los hijos de la Generación X, quienes al atravesar carencias se empeñaron en salir adelante para darles a sus descendientes una mejor calidad de vida. Sin embargo, esto trajo consigo un problema, unos chicos más despreocupados y "frágiles", que no están comprometidos con el trabajo duro y el esfuerzo, la disciplina y los horarios.
Nacidos en una era tecnológica que avanza a pasos agigantados, la Generación de Cristal considera que todo es efímero, al igual que en las redes sociales, donde pasan la mayor parte de su tiempo interactuando virtualmente con sus "amigos", quienes casi nunca se ven en persona, y si lo hacen, desarrollan las reuniones en constante contacto con el dispositivo móvil en vez de las conversaciones "face to face". Les cuesta una enormidad hilar frases en una conversación y prefieren los mensajes de texto, donde se permite mayor tiempo de análisis de lo que uno pueda decir, ya que les tienen vértigo a lo espontáneo y fluido, donde existe mayores probabilidades de "meter la pata".
El hedonismo se intensifica con la posibilidad que dan estas redes virtuales de subir fotos y frases motivacionales a modo de provocar las reacciones de los demás que alimenten su ego de alguna manera, Tienen baja autoestima y confían muy poco en sus habilidades reales, por ello necesitan reconocimiento constante y tienen poca tolerancia a la crítica, al rechazo y la frustración.
La autoridad devaluada y la sobreprotección los hacen frágiles, insolentes, faltos de respeto y desconectados de la realidad, que a largo plazo no les brinda buenos augurios. Son apáticos e ignorantes, debido a su nulo interés por la lectura y la cultura, prevaleciendo las habilidades
audiovisuales como la edición de fotos y videos, claro está, cuyo ejercicio en estas circunstancias es inútil, ya que - como mencionamos previamente - no están interesados en cultivar el conocimiento general, y sin contenido relevante es imposible aportar positivamente al intelecto, aunque la foto o el video sean gráficamente atractivos. Es por eso que siguen a youtubers, bloggers y artistas con contenido estúpido y atrofiado, que logran mantener en la vanidad más abrasadora a estos jóvenes.
Y al respecto de no tener interés alguno por el conocimiento y la cultura, es obvio que ante la falta de propósito un joven desee apoyar causas sin sentido, al mismo tiempo de estar en contra de otras opiniones - a prima facie - más sesudas y lógicas. El índice de adolescentes menores de 18 años que apoyan causas como el aborto, el socialismo, el matrimonio diverso, el falso feminismo y modelos alternos de familia va en aumento, demostrando con cifras esta preocupante realidad. Otro aspecto que encierra una sociedad permisiva ante la ignorancia colectiva es la agresión y la violencia, armas infaltables en el modo de operar de esta generación. Sin conciencia alguna de autoridad y sin el objetivo de respetar, se toman atribuciones que no les corresponden al hablar de cosas que no entienden de la forma en que no deben. Son egoístas y no les importa la desgracia de los demás mientras a ellos no les falte nada, además de ofenderse por todo aquello que no cuadre con lo que ellos piensan.
¿Qué los motiva? La "Generación de Cristal" tiene como objetivo estar a la vanguardia tecnológica y social, pero no saben cómo procesar estos conceptos a modo de adquirir o generar conocimiento beneficioso. Desean el último celular del mercado, pero no desean obtener cultura con el dispositivo; desean defender causas justas, pero no logran defender las correctas, puesto que lo primero es crucial para defender lo segundo: buena instrucción, buen conocimiento, para defender causas necesarias y reales. He aquí la explicación del por qué el feminismo de la actual ola no guarda relación alguna con las causas que realmente son necesarias para las mujeres, por dar un ejemplo.
Estoy seguro que ante una buena enseñanza, muchos colectivos y grupos políticos no tendrían razón de ser y se extinguirían sin más ni más.
¿Qué podemos hacer? Debida a la fragilidad emocional de la Generación de Cristal, debemos hacer apología a la inteligencia en todo sentido. La buena instrucción, en base a principios y valores reales, tiene como resultado jóvenes más centrados, preocupados por asuntos de mayor importancia y con propósito.
Debida a la enfermiza dualidad atracción - desencanto que provoca lo efímero en su modo de ver las cosas, también es necesaria la presentación de modelos de permanencia más fuertes. El valor de las personas, el valor de las cosas, las relaciones interpersonales, el respeto, la prudencia, el amor desinteresado, la paz, la armonía, la disciplina y el orden son conceptos casi desconocidos y de muchísima utilidad a esta generación.
También es importante aprender a desprenderse un poco más de las redes sociales y el uso de las tecnologías. Si bien es cierto son necesarias, pero no elementales en el diario vivir.
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