La miseria de aquel que lo ha tenido todo
- Semanario Veritas
- 20 jul
- 3 Min. de lectura
Por Diego Falcón
El libro de Eclesiastés, escrito por el sabio Salomón, examina el verdadero sentido de la vida más allá de las riquezas y placeres terrenales. A través de su experiencia, revela que todo logro humano sin Dios es vacío y pasajero. Una reflexión profunda sobre la insatisfacción del alma y la necesidad de vivir conforme a la voluntad divina.

En la Biblia hay un libro que lleva por nombre: Eclesiastés, que significa "predicador". Este libro es muy interesante, porque el escritor examina el significado de la vida y lo expone de manera sencilla pero a la vez con mucha profundidad.
Este predicador fue Salomón, un hombre sabio, más sabio que sus propios maestros, era poeta, historiador, tenía una caballeriza de aproximadamente 40.000 caballos y 12.000 jinetes, su mesa abundaba en diferentes tipos de alimentos, un hombre con una riqueza extraordinaria.
Hoy en día, ¿será que teniendo todo lo que Salomón tenía, nuestro corazón halle el lugar de reposo y satisfacción en esta tierra? ¿Es lo que cada persona de la tierra necesita para encontrar gozo en su vivir diario?
La respuesta la encontramos en el mismo libro, y es un contundente no. El ser humano ha tratado de satisfacerse con riquezas, con bienes materiales, con mujeres, y un sin fin de cosas que podríamos citar. Pero el resultado es el mismo, un vacío interno y una vida miserable.
En su escrito, el predicador describe el corazón vacío de las personas cuando viven absolutamente apartadas de Dios, viviendo acorde a sus propios pensamientos y dejando de lado la vida que agrada a Dios.
También describe la vida del hombre, manifestando que ningún objeto, riquezas, la experiencia propia, oficio, un talento nato, etc, puede llenar el corazón del hombre, él mismo declaró estas tremendas palabras por experiencia propia: "No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol" (Eclesiastés 2:10-11).
Solamente el temor a Dios, la obediencia a su Palabra, y vivir una vida acorde a su propósito llena la vida de las personas y por ende encuentran reposo para sus corazones. Esa es una realidad y una gran verdad. Dios es la verdadera sabiduría, la inagotable riqueza y la satisfacción que necesita cada persona.
Al culminar el libro de Eclesiastés, Salomón expresa un consejo y una advertencia para todas las personas: "El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala (Eclesiastés 12:13-14).
El entender que toda obra que se realiza debajo del sol es absolutamente pasajera, y que jamás producirá gozo eterno, debe llevarnos a refugiarnos en Dios, buscar su rostro, y por sobre todo: reverenciar su Santa Presencia, vivir una vida acorde a la cultura del Reino, y asearnos de nuestros pecados: esa es la obra que perdura y que agrada a Dios. También debemos entender que toda obra que hayamos realizado, será traído y juzgado delante del Trono del gran Juez.
LIBRO RECOMENDADO DE LA SEMANA
Eclesiastés y Proverbios: Comentario Bíblico
David Atkinson y Derek Kidner

David Atkinson afirma que la función de la Sabiduría es ayudar a las personas a hacer frente a los problemas y dificultades de la existencia, mostrando la realidad desde nuevas perspectivas, tratando al mismo tiempo de entender el significado de ‘vivir para Dios’ en el común de la existencia diaria. Este libro consigue que nos veamos reflejados en las cuestiones que plantea, pareciéndonos que nos interpela de manera personal.
Eclesiastés es un viaje pausado que nos ayuda a recapacitar y descubrir dónde nos encontramos. Su interés se centra es descubrir los límites de la existencia, formulando a un tiempo todas esas otras cuestiones complementarias que no todos estamos dispuestos a asumir. La sabiduría constituye el punto de partida; pero teniendo siempre en cuenta que de lo que se trata es de explorar. A pesar de los siglos que nos separan de los autores de estos proverbios, nuestra realidad diaria es similar a la de entonces: hacer amigos, resolver la cuestión de la sexualidad, gestionar el dinero, reaccionar ante la pobreza, el sustento económico, aprender perdiendo, salir de las dificultades, enfrentarse a la muerte...
Proverbios se ocupa precisamente de ir dando respuesta a estas cuestiones.








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