Té verde: Características y propiedades benéficas
- Semanario Veritas
- 7 jun
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El té es una bebida de gran consumo y muchos de sus componentes se asocian con beneficios para la salud. El té es una bebida recomendable y que contribuye a mantener una mejor salud y calidad de vida. La variedad y cantidad de estos compuestos está determinada por el grado de oxidación a que se somete la hoja de té recién cosechada (té verde) o con diverso grado de oxidación (oolong y negro). Tradicionalmente el té ha sido consumido como una infusión en agua, adicionado directamente como hojas de té o en su versión mas moderna "en bolsitas". China, Japón y Vietnam son los principales productores de té verde. Los chinos fueron los primeros en descubrirlo y por eso cuentan con la mayoría de variedades.

Breve historia del té. China es el país de origen del té y según la leyenda habría sido un monje budista, Bodhidharma, que introdujo la forma Zen del budismo en China, quien lo descubrió hacia el año 520 a. C. Según la leyenda, este monje en sus meditaciones se quedó dormido y avergonzado por este comportamiento se habría cortado los párpados. Donde estos cayeron creció una planta llamada ch'a, que es la palabra China para designar al té. Otras historias le atribuyen un origen mucho mas antiguo, hacia el 2700 a.C., durante el reinado del emperador Chen Nung. La tradición relata que este fue envenenado, o se intoxicó casualmente (no está claro). Sin embargo, pudo superar la crisis digestiva consumiendo una infusión de las hojas de un árbol, el árbol del té. Otra versión relata que mientras Chen Nung descansaba bajo un árbol del té, cayó en el recipiente en que bebía agua caliente una hoja de este. La curiosidad lo llevó a probar lo que sería la primera infusión de té, la cual le pareció refrescante y estimulante. Chen Nung introdujo así la costumbre de consumir té en su corte, costumbre que rápidamente se fue extendiendo primero a la aristocracia y posteriormente a la plebe. En el año 200 aC, un libro chino sobre plantas medicinales menciona los efectos desintoxicantes de las hojas del té. Fábula e historia se confunden hasta el siglo VIII d. C., y es cuando el té fue introducido en Japón, y posteriormente en toda Asia, llegando por primera vez a Europa importado por los holandeses a principios del siglo XVII. Sin embargo, debido a las rencillas políticas y colonialistas de la época, los ingleses prohibieron el consumo de té importado desde Holanda, por lo cual encargaron a la Compañía de las Indias Orientales que lo trajera directamente de China. Como era un buen negocio, optaron en 1834 por fomentar su cultivo en una de sus mas importantes colonias, la India, y posteriormente en Ceilán, Madagascar, Formosa y otros países asiáticos. Quizás el hecho mas reciente, es la brillante idea de un comerciante neoyorquino, Thomas Sullivan, a quién en 1902 se le ocurrió ofrecer el "té en bolsitas". Lo ocurrido después ya es conocido y actualmente la "cultura" de consumo del té no solo se atribuye a lo gratificante que resulta consumirlo, en sus diferentes formas, sino además a los efectos benéficos para la salud que se atribuyen a esta bebida y que cuentan con un sólido respaldo científico. El consumo anual de té en la actualidad se estima en 40 litros/per cápita.
La propiedad más elogiada del té verde en su gran poder antioxidante que evita el daño celular provocado por los radicales libres, ayudando a prevenir el envejecimiento y el desarrollo de varios tipos de enfermedades, razones de más para empezar el día con una taza. En esta infusión abunda un tipo de antioxidante polifenólico llamado catequinas, en especial la galato de epigalocatequina o EGCG en sus siglas inglesas. Se trata de una sustancia 20 veces más antioxidante que la vitamina E y 100 veces más que la vitamina C cuyos beneficios para prevenir el cáncer de vejiga, esófago, ovarios y páncreas se han tenido en cuenta y están en estudio.
También se relaciona con la disminución del riesgo de padecer Párkinson o Alzhéimer y con el mantenimiento de una buen salud cardiovascular. De hecho, desde la Fundación Española del Corazón aconsejan el consumo del té verde, que resaltan como "el que goza de mayores propiedades terapéuticas", para bajar los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre. Asimismo, su contenido en cafeína aumenta la agilidad mental. Al contener L-teanina, una sustancia nootrópica y adaptogénica, aporta beneficios en la memoria, la atención, la concentración y el aprendizaje. Esta infusión sería útil también para reducir el estrés, prevenir mareos en personas con la tensión baja y cuidar nuestra boca de enfermedades dentales y periodontales gracias a su poder antibacteriano.
Mitos y advertencias. Aunque sus propiedades son muchas y muy variadas, lo cierto es que todavía se le suelen atribuir unas cuantas más de las que no existen suficientes evidencias científicas. En primer lugar, es mentira que el té verde sirva para adelgazar. No tiene el efecto quema grasas que nos han intentado vender. Tampoco tiene efectos milagrosos para prevenir el cáncer de colon, el de mama o el de próstata. No baja la presión arterial, no tiene incidencia en la diabetes ni en la osteoporosis y tampoco en la arterioesclerosis o la diarrea. Al menos, por el momento, la ciencia no lo ha podido demostrar. Es importante saber que el té verde interacciona con diversas sustancias. Como recuerdan desde la FEN, por ejemplo, impide el aprovechamiento orgánico de la vitamina B1 y dificulta la absorción del hierro de los alimentos, con lo que no conviene a personas propensas a la anemia. Hay que tener en cuenta que la presencia de cafeína es alta y pasarse de unos 300 o 400 miligramos diarios puede provocar ansiedad, nerviosismo o pérdida de sueño, lo mismo que con el café. En embarazadas y lactantes se recomienda limitar su consumo, especialmente porque complica la absorción del ácido fólico.
¿Té puro o con leche? Existe, particularmente en occidente, la costumbre de beberlo como infusión en leche, el conocido "té con leche". No existen estudios sobre el efecto de los componentes de la leche sobre la absorción de los polifenoles del té. Estos polifenoles podrían atrapar al calcio facilitando o por el contrario, disminuyendo, su absorción a nivel intestinal. Aunque no hay estudios al respecto, considerando que el consumo de té mejora la remineralización de los huesos, debido a su contenido de flúor, se podría inferir que también permitiría una mayor disponibilidad del calcio lácteo. Los polifenoles del té se asocian a algunos aminoácidos, como la prolina, cuando forman parte de la estructura de las proteínas, que en el caso de la leche, sería la caseína. Esta y muchas otras preguntas aún necesitan tener evidencia experimental para intentar dar respuesta a las interrogantes referidas al consumo del té como infusión en leche, lo cual no invalida su consumo mediante esta modalidad, ya que si la adición de té a la leche la hace mas apetecible y aumenta su consumo, estaríamos frente a un nuevo mérito derivado del "placer de beberté", la bebida milenaria cuyo consumo aporta muchos efectos benéficos. El té es una bebida recomendable que aporta mejor salud y calidad de vida.
Cómo tomar té verde: Siempre es mejor comprarlo en algún formato a granel y no en bolsitas, puesto que conserva mejor sus cualidades. Una vez adquirido debe guardarse en un lugar oscuro, fresco y seco, dentro de un recipiente que cierre herméticamente para que no pierda su aroma.
Llevaremos el agua a ebullición y dejaremos enfriar hasta los 80-90 º. Lo ideal es que al agua sea filtrada o embotellada de mineralización débil para evitar el cloro. Antes de mezclar, calentaremos la tetera para evitar un cambio brusco de temperatura y serviremos una cucharadita (unos 2 gramos) por taza. El tiempo de infusión es de 45 segundos a 1 minuto. Si nos pasamos, el té verde se amargará y se pondrá amarillo. Si lo queremos más fuerte habrá que agregar más té, pero no dejarlo más tiempo. Una vez infusionado solamente hay que filtrarlo y listo.
Fuente: scielo.conicyt.cl / elespanol.com
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