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Deflación en América Latina: ¿bajar los precios es una buena noticia?

  • Foto del escritor: Lic. Andrea Calderini
    Lic. Andrea Calderini
  • 19 oct
  • 2 Min. de lectura

Costa Rica y Panamá registraron deflación, un fenómeno poco común en América Latina. Aunque para algunos es una señal preocupante, también puede interpretarse como un ajuste natural del mercado y una oportunidad para repensar las políticas monetarias en la región.

Imagen de Brett Hondow en Pixabay.
Imagen de Brett Hondow en Pixabay.

Según un informe de BBC Mundo, en septiembre Costa Rica y Panamá registraron caídas en sus índices de precios al consumidor: –1 % en Costa Rica y –0,3 % en Panamá. Aunque a primera vista esta reducción podría parecer positiva, algunos economistas advierten que podría afectar el crecimiento económico.


Sin embargo, no toda deflación es negativa. Cuando los precios bajan por causas naturales —como el aumento de la productividad, la apreciación de la moneda o la reducción de los costos de importación—, se trata más de un ajuste saludable que de una señal de alarma. En Costa Rica, la fortaleza del colón frente al dólar abarató bienes y servicios; mientras que en Panamá, la estabilidad del sistema dolarizado ayudó a moderar los precios sin afectar la actividad económica.


La preocupación surge cuando la caída de precios se debe a una contracción del consumo o a la pérdida de confianza en el futuro, lo que puede generar un círculo vicioso de estancamiento. Pero este no parece ser el caso, ya que ambas economías continúan creciendo y muestran capacidad de ajuste frente a la volatilidad regional. Lejos de ser una crisis, los datos reflejan la resiliencia de estos países en medio de un entorno latinoamericano históricamente inflacionario.


Este escenario plantea una reflexión importante para América Latina: ¿por qué el debate público sigue centrado en el miedo a la deflación y no en la búsqueda de estabilidad real? La inflación permanente ha sido la norma durante décadas, debilitando el poder adquisitivo y erosionando la confianza ciudadana. Tal vez la lección sea que permitir que los precios se ajusten libremente, sin intervenciones artificiales, es parte del equilibrio que toda economía necesita.


En definitiva, la caída de precios no debería generar alarma si el contexto económico es sólido. La estabilidad, la disciplina fiscal y la confianza en la moneda son los verdaderos pilares de una economía sana. En lugar de ver la deflación como un enemigo, podemos interpretarla como una señal de que, al menos en algunos países, el mercado muestra señales de autorregulación.


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