Municipales 2026: El presagio de cómo el paraguayo "bota" su voto
- Semanario Veritas
- 21 jun
- 3 Min. de lectura
Por Pablo Cristaldo
Candidatos sin preparación o con frondosos antecedentes criminales, rostros fingidos, hurreros, planilleros, saludos forzosos, cámaras, prensa, caravanas, pancartas, mentiras, payasadas, polución visual y más gastos son los condimentos infaltables en cada preselección de autoridades municipales, hasta hoy.

Estamos a poco más de un año de las próximas elecciones municipales en Paraguay. Como es costumbre, los anteriormente escondidos candidatos, tanto para la intendencia como para concejalías, se dispondrán a "vencer la timidez" (o perder la vergüenza) y salir a las calles a pedir votos, unos, de las formas clásicas como ser discursos demagógicos llenos de mentiras y canastas básicas, y otros, con un estilo más moderno, con reguetón, promotoras semidesnudas y souvenires.
La puja por el zoquete está cada vez más "sangrienta". Candidatos visitan a personas desconocidas, y pasan la mano como tratándolos de amigos de toda la vida, sin que la gente se pueda percatar que esto es sólo para las fotos. Diría que si los diseñadores gráficos pudieran ser más realistas en sus trabajos, más aún con el advenimiento de las maravillas de la IA, ya no se necesitarían de estas hipócritas visitas al "pobre".
Sin mencionar que sólo importan los "nombres conocidos", más allá de la idoneidad en los cargos que se aspiran: modelos, faranduleros, ex futbolistas, y como si esto fuera poco, también tenemos a bufones burlescos hasta de poca gracia. El paraguayo votante está tan altamente alienado al concepto de "esto es lo que hay, ¿Qué le vamos a hacer?", que termina por votar sólo para inclinar la balanza, en una ausencia total de criterio electoral, sólo porque no quiere que gane "tal" candidato, entonces vota por el "menos peor", o lo que es peor, vota por el del color.
Si me preguntan qué es lo que pienso de los cargos como la concejalía, las intendencias y demás, diría sin miedo a equivocarme que lo mejor es la reducción de estos cargos estatales, por representar un brazo inútil y dilapidario de nuestra política, ya que en ningún caso el intendente y los concejales pueden satisfacer las necesidades reales de un municipio con proyecciones pujantes y con capacidad de cooperación, sumado al hecho de que sus intenciones son siempre contrarias al progreso colectivo. Estos cargos le cuestan más al contribuyente de lo que pueden producir, y en muchos casos, sólo representa pérdidas.
Libertarios aparecen en el espectro político paraguayo. El 2026 marcará un punto de inflexión en la política local del Paraguay. Por primera vez en una elección municipal, varios referentes del pensamiento libertario han manifestado públicamente su intención de competir en las elecciones municipales, llevando consigo propuestas claras, coherentes y enfocadas en la defensa de la libertad individual, la reducción del poder estatal y la promoción de gobiernos locales más eficientes y transparentes.
En medio de una ciudadanía cansada de la corrupción, la politiquería y las promesas vacías, la aparición de estos candidatos libertarios representa una bocanada de aire fresco. Por fin, después de décadas en las que las elecciones eran una mera repetición de los mismos rostros y discursos indigestos, tendremos opciones decentes, auténticas y valientes para votar. Candidaturas que no apelan al clientelismo ni al populismo, sino al respeto por el contribuyente, el orden voluntario, la dignidad de cada individuo, y por supuesto, la reducción de un Estado paquidérmico y perjudicial.
El desafío no es menor: enfrentan a estructuras partidarias poderosas, con recursos y redes establecidas. Pero el hartazgo ciudadano, el acceso a nuevas plataformas digitales y la claridad ideológica de este nuevo grupo de postulantes podrían hacer la diferencia. El 2026 no será solo un año de elecciones municipales: puede ser el inicio de una verdadera transformación política desde abajo, de la mano de quienes creen que el mejor gobierno es el que menos molesta.
Ya no podemos seguir en la dolorosa encrucijada de optar por lo "menos peor". Ya no podemos seguir "botando" nuestro voto.
Comentários