Salud pública en Paraguay: Entre quedarse en casa o morir en los pasillos

Por Pablo Cristaldo

Finalmente, nuestro poco dinero no sirve de nada. Toda la vida pagando un seguro médico para tener una muerte más digna, y darnos cuenta que dicho seguro, con pacientes delicados en los pasillos, con profesionales de blanco pésimamente pagados y sumido en la más denigrante precariedad, no cubre siquiera las cuestiones más elementales de una internación.

El escenario que debemos presenciar respecto al desempeño de la salud pública, y quedando evidenciado aún más en tiempos de pandemia, es realmente lamentable. Conozco personas que creían que pagando al servicio de previsión era una garantía de cobertura médica teniendo en cuenta que la atención médica es impostergable, sin embargo se encuentran hoy con la impotencia de saber que ni sus propias vidas se encuentran a salvo en función a todo el sacrificio hecho a través de décadas de trabajo y pagos mensuales.

Debemos reconocer que todo servicio médico requiere de un gasto importante, aunque también debemos tener en cuenta que el sistema recibe inyecciones importantes de dinero todos los meses, y es lógico esperar un mejor retorno en momentos de necesidad, pero hoy son las polladas y las rifas las que de alguna manera consiguen paliar parte de los gastos, y eso es algo que escapa totalmente del control del gobierno, que desde hace rato perdió toda autoridad y capacidad de regular cualquier salvataje.

Ante la total inoperancia gubernamental, aún nosotros, desde el suelo y molidos a golpes, tratamos de usar el ingenio con lo que podemos para sobrellevar la situación. No hay medicamentos, no hay cobertura integral, la gente está con miedo y el gobierno desconectado de la realidad. Prohibido trabajar, prohibido enfermarse, prohibido protestar.

Sólo queda el lamento de muchos paraguayos que aún votan por el color, con sus talonarios en la mano y pidiendo socorro por las redes sociales. Unos pocos que aún conservan su dignidad en las urnas no hacen diferencia en el bulto, desafortunadamente.

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Una solución libertaria. En Paraguay, el sistema de salud pública no cubre adecuadamente casos de alta complejidad, como tratamientos oncológicos, trasplantes u otras intervenciones críticas. Los seguros privados, por su parte, tampoco ofrecen una cobertura real en estos casos, dejando a miles de ciudadanos en una situación de total vulnerabilidad. Desde una perspectiva libertaria, la solución debe enfocarse en fortalecer la libertad individual, fomentar la competencia en el mercado de la salud, descentralizar las decisiones y permitir que el ciudadano tenga el control sobre su atención médica. Esta transformación debe realizarse por etapas, asegurando una transición ordenada y sostenible.

En una primera fase, de corto plazo, se plantea la creación de un sistema de vales de salud para personas con enfermedades de alta complejidad y bajos recursos. Estos vales no se entregan en efectivo, sino que se destinan exclusivamente a pagar servicios en hospitales privados o extranjeros previamente acreditados, lo que permitiría a los pacientes elegir dónde atenderse sin estar atados a la ineficiencia estatal. Al mismo tiempo, se ofrecerían incentivos fiscales a las aseguradoras que amplíen su cobertura para este tipo de enfermedades, permitiendo que nuevos productos ingresen al mercado y compitan por brindar mejores servicios. Para garantizar la transparencia y evitar abusos, se impulsaría un sistema de auditoría independiente que permita conocer los costos reales y resultados de los tratamientos en todos los niveles del sistema.

En el mediano plazo, se introducirían cuentas médicas personales, en las que cada ciudadano pueda ahorrar libre de impuestos para sus gastos de salud, con aportes voluntarios o incluso con un fondo semilla estatal en el caso de personas de bajos ingresos. Este instrumento incentiva la responsabilidad individual, el ahorro y el control directo del gasto médico. Paralelamente, se abriría el mercado a seguros internacionales o regionales, eliminando las barreras regulatorias que hoy impiden a los paraguayos contratar mejores coberturas fuera del país. También se buscaría descentralizar la gestión hospitalaria, transfiriendo la administración de hospitales públicos a cooperativas médicas, fundaciones o juntas locales mediante contratos basados en resultados.

A largo plazo, el objetivo sería reducir la participación directa del Estado en la prestación de servicios médicos, promoviendo la propiedad privada, la competencia y la solidaridad voluntaria. Esto implicaría privatizar gradualmente la infraestructura hospitalaria deficitaria, dando prioridad a cooperativas formadas por médicos, enfermeros y trabajadores del sector. Además, se fomentaría la creación de redes solidarias privadas, sostenidas por donaciones y aportes voluntarios, que funcionen como fondos compartidos para atender enfermedades catastróficas sin intervención estatal. Para acompañar todo este proceso, sería fundamental modernizar el marco legal para permitir la implementación de herramientas innovadoras, como la medicina digital, seguros colaborativos basados en tecnología blockchain y sistemas de inteligencia artificial para diagnóstico y gestión médica.

Esta reforma integral se basa en principios fundamentales del pensamiento libertario: no coerción, respeto a la propiedad privada, libertad de asociación, transparencia, y responsabilidad individual. El Estado debe limitarse a un rol subsidiario, interviniendo sólo cuando ni el individuo ni la comunidad puedan responder por sí mismos. De esta forma, se construiría un sistema de salud más libre, más justo y verdaderamente humano, donde cada paraguayo tenga la posibilidad real de acceder a atención de calidad sin depender de un aparato estatal ineficiente ni de aseguradoras irresponsables.

Por de pronto, sólo queda cuidarnos, y así evitar que seamos tratados como meros pedazos de carne que estorban camas de UTI.